La imprenta que hoy conocemos es descendiente directa de la imprenta de tipos móviles que diseñó el orfebre alemán Johannes Gutenberg en torno a 1440. Una época marcada por el fin de la Edad Media y el inicio de la Edad Moderna.

HABLEMOS EN DETALLE SOBRE LA IMPRENTA

Esto es así porque su diseño fue el más sofisticado de la época, superando en calidad no solo a las copias a mano que hacían los monjes, sino también a los competidores europeos que ya imprimían textos, pero encontraban serias dificultades para hacerlo de forma ágil.  El resultado de aquella competición indirecta fue la publicación de la famosa Biblia de Gutenberg en 1456. Fue el libro más grande impreso hasta la fecha y marcó una tendencia que no solo ayudaría a la creación de empleos como el periodismo o el sector editorial moderno, sino también el mundo de la publicidad que hoy conocemos.

Como puede suponerse, todo gran invento tiene sus antecesores y en el caso de la imprenta no podía ser menos.

ANTECEDENTES DE LA IMPRENTA MODERNA

Se sabe que mucho antes de Gutenberg, en la otra punta del mundo conocido, el inventor chino del siglo XI Bi Sheng diseñó un prototipo de imprenta avanzado para la época, pero menos sofisticado que el sistema posterior porque, entre otras cosas, las letras estaban hechas sobre moldes de porcelana menos aptos para la impresión.

Al mismo tiempo, pero pensando en un oficio distinto que se extendió desde China hasta Europa, los maestros sederos de Valencia y otras ciudades ya utilizaban moldes para estampar las telas durante la Edad Media.

Además, se sabe que los romanos ya imprimían pequeños textos y símbolos a partir de moldes de arcilla.

Todo esto nos dice que la invención de las cosas puede ser más gradual de lo que pensamos. En el caso de Gutenberg, consiguió diseñar un sistema innovador y manejable que permitiría imprimir textos a una velocidad nunca vista. Por eso suscitó el interés de las imprentas italianas y en un par de décadas, el invento estaba distribuido por tantas partes de Europa.

¿QUÉ OCURRIÓ DESPUÉS?

Así fueron pasando los siglos, asistiendo al nacimiento de los primeros artículos de prensa, las primeras editoriales famosas, los libros exitosos y, finalmente y tras la invención de la fotografía, la impresión de imágenes reales.

El siguiente paso fue el salto al mundo digital gracias a los ordenadores y la impresora, que permite imprimir directamente sobre el papel en las casas de cada uno o en el trabajo. Así se origina un trabajo independiente que ahora podría realizarse de forma mucho más sencilla. Es un avance de la segunda mitad del siglo XX que se ha expandido con éxito y que ha evolucionado hacia la impresión digital sobre otros materiales menos rígidos que el papel. Se trata de las telas de poliéster, el látex o las prendas de algodón que utilizamos. Parte de nuestra indumentaria actual tiene dibujos impresos, logos, anuncios…

Por supuesto, cada material requiere de un tratamiento y un tipo de máquina para que imágenes y textos se plasmen con éxito, pero el cambio de paradigma y el fácil acceso que se tiene a ello en la actualidad da a los profesionales del marketing una libertad creativa de la que nunca habían disfrutado.

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